Preguntas frecuentes
El cambio de anteojos depende básicamente de si la fórmula del paciente ha variado con respecto a la anterior, y del estado en que se encuentren tanto los lentes como la montura. En los niños generalmente es necesario renovar las gafas cada año debido al deterioro normal; además, a medida que crecen la montura suele apretar, por lo que es necesario cambiar cada vez a una montura un poco más grande que se ajuste a la cara de forma adecuada. Así mismo, la fórmula de los niños varía debido al crecimiento y es importante ajustarla para permitir el adecuado desarrollo de su sistema visual.
Son profesiones complementarias.
El optómetra es experto en mejorar la visión por medio de anteojos o lentes de contacto, corrige problemas de desviación ocular o de enfoque a través de ejercicios de ortóptica y es hábil también en detectar enfermedades oculares que deben ser tratadas por el oftalmólogo, por lo que ejerce un papel muy importante en el cuidado primario ocular al remitir oportunamente a dicho especialista.
El oftalmólogo por su parte, es médico especialista en enfermedades oculares por lo que su campo de acción se enfoca más en la curación de dichas enfermedades a través de formulación de medicamentos o práctica quirúrgica.
Las causas de visión borrosa son variadas y en primera instancia hay que descartar problemas de refracción como miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia, por lo que, si presenta dicha condición, es importante consultar al optómetra antes que al oftalmólogo.
El optómetra se encargará de remitirlo al especialista en caso necesario, por ejemplo si su visión no mejora satisfactoriamente con la corrección óptica o si detecta alguna anomalía en sus ojos que no sea de su competencia.
Por otra parte, si la pérdida de visión se presenta de manera súbita, es importante consultar urgentemente al oftalmólogo. Así mismo en casos de irritación o dolor ocular severos. Asimismo, una consulta oftalmológica puede esperar si la molestia no es demasiado intensa, en casos por ejemplo de ardor o rasquiña ocular, irritación leve, etc.
Son los llamados defectos de refracción, en los que las imágenes no enfocan directamente en la retina por lo que se dificulta el enfoque de lo que vemos. La miopía es la condición en la cual el paciente ve borroso en visión lejana; las personas hipermétropes presentan dificultades para enfocar de cerca (desde jóvenes, condición distinta a la presbicia que aparece después de los 40-45 años de edad); tanto la miopía como la hipermetropía generalmente están combinadas con astigmatismo, en el cual el ojo presenta diferente enfoque (un eje puede ser más o menos miope o hipermétrope que el otro, por ejemplo) en dos ejes principales que casi siempre están orientados a 90° el uno del otro.
Si el astigmatismo es alto puede afectar tanto la visión lejana como la cercana.
Es una condición natural de la visión que se presenta a partir de los 40-45 años de edad en todas las personas. Consiste en que el cristalino, el lente encargado de enfocar, se endurece perdiendo progresivamente su elasticidad y haciendo imposible el enfoque de las imágenes en visión cercana. Cuando aparece es importante consultar al optómetra para adaptar lentes adecuados que permitan una visión nítida.
El paciente nota al inicio de la presbicia que debe alejar los objetos un poco para poder ver las cosas pequeñas como al leer etiquetas de medicamentos, al enhebrar agujas, o al hacer trabajos minuciosos que requieran precisión.
Una corrección óptica adecuada se adapta a cada paciente de manera individual. Cada uno es distinto del otro y es poco frecuente encontrar la misma fórmula con exactitud en dos personas distintas. Varían la fórmula entro un ojo y otro, el eje del astigmatismo, la distancia entre los ojos, etc.
Las gafas que venden formuladas son “genéricas” y varían por lo general entre +1.00 y +3.50 dioptrías siendo iguales para ambos ojos. Adicionalmente el plástico en que son hechos los lentes es de la más baja calidad que existe en el mercado y no cuenta con filtros para los rayos UV que tanto afectan a nuestros ojos. Y ¿qué sucede si se es miope y no se requiere de tanto aumento para la presbicia? ¿O si por el contrario se es hipermétrope y un +3.50 no alcanza para enfocar? ¿O si existe astigmatismo (que ninguna de esas gafas lo corrige), o la distancia entre los ojos no coincide con los centros ópticos de los lentes? La visión no podrá ser confortable en ninguno de estos casos.
Siempre lo mejor es consultar al optómetra quien adaptará la corrección óptica adecuada con base en las necesidades visuales del paciente y tomará las medidas precisas para fabricar los lentes especialmente para cada cual.
La miopía inicia generalmente antes, o durante, la adolescencia y va aumentando hasta la adultez cuando se completa el crecimiento ocular (esto puede suceder hasta los 25 años de edad o más). Para poder enfocar de lejos se adaptan lentes negativos. A la edad de 40-45 años, aparece la presbicia (ver ¿Qué es la presbicia?) en cuyo caso se formulan lentes positivos.
Los pacientes miopes empiezan entonces a retirar sus gafas para poder enfocar de cerca (quitar los lentes negativos es como poner lentes positivos enfrente a los ojos) y es por eso que existe la creencia popular que la miopía mejora con la edad lo cual no es cierto; se seguirá siendo miope toda la vida. Para evitar el “quite y ponga” de las gafas existen los lentes progresivos (una versión mejorada de los antiguos bifocales) con los que el paciente puede enfocar a todas las distancias: lejana para conducir, ir al cine o ver TV, intermedia para el computador, cercana para leer o escribir.
En casi todos los casos es posible usar lentes de contacto. En el mercado existe una gran variedad de diseños para todos los defectos de refracción y es importante realizar una prueba antes de la adaptación para verificar la fórmula que generalmente es diferente a la de los anteojos.
Además es preciso comprobar la tolerancia a los mismos y aprender a utilizarlos y limpiarlos de manera adecuada. La visión que se logra con ellos es siempre más cómoda que con gafas aunque se requiere de mucha disciplina y aseo para evitar infecciones oculares o daño de los lentes de contacto.
Es importante consultar al optómetra siempre que se sospeche la condición de estrabismo (desviación ocular). En muchos casos es simple apariencia debida a la condición de la piel sobre el tabique nasal, que alcanza a tapar parte de los ojos aparentando que uno de ellos está más adentro que el otro.
Sin embargo sólo el especialista será capaz de determinar si es una condición de apariencia o si en efecto el (la) niño(a) presenta estrabismo o algún otro problema en sus ojos.
Es importante realizar el primer examen de ojos al recién nacido antes del mes de edad para verificar que todas las estructuras oculares estén sanas. El siguiente examen puede hacerse alrededor del año de edad, luego al inicio de la etapa escolar (que generalmente es a la edad de 2 ó 3 años), y a medida que va creciendo cada año o máximo cada dos para estar seguros del adecuado desarrollo visual y detectar problemas visuales de manera oportuna.